In LSD Veritas -

Benvinguts al meu racó.


Todo está sujeto a interpretaciones, por lo tanto la realidad es subjetiva y las formas de pensar y vivir son caóticas y conflictivas. El pensamiento enmascara a menudo la verdad de los hechos. La realidad ya no puede ser objetiva. Todo pasa por el filtro del pensamiento y el individuo deja de observar los hechos tal como son.

jueves, 29 de marzo de 2018

Todo tiene un precio; la libertad a cambio de seguridad.

Es fácil auto-engañarse cuando uno no se conoce a si mismo. Se pierde la individualidad y por lo tanto ésta se subordina a las directrices de la autoridad y a las conveniencias sociales que le dan legitmidad a la dominación a través de la adaptación al Sistema para encubrir la falta de responsabilidad a cambio de cierta seguridad que nunca pueda ser absoluta.

lunes, 19 de marzo de 2018

Darwinismo social y manipulación.

Frente a la miseria espiritual en la sociedad se impone el modelo basado en el darwinismo social que no es otro que el promulgado por el materialismo (lucha por la supervivencia); la competitividad, la hiperviolencia, la ley del más fuerte, la del más adaptado al Sistema que excluye a los inadaptados, a las víctimas y perdedores que provocan la guerras desatadas bajo cualquier forma por el Capitalismo. En una una sociedad sin a penas amor el sentimiento de solidaridad, apoyo mutuo y compasión quedán como meros adornos intelectuales e idealistas para seguir justificando la guerra por la supervivencia.

Una sociedad gobernada está abocada al fracaso permanente, por muy buenas que sean sus condiciones materiales siempre estará sujeta a los dictados del Poder que la manipulará según las conveniencias e intereses que crea oportuno imponer en cada momento la clase dirigente.

jueves, 15 de marzo de 2018

La sociedad de los naúfragos.

Una sociedad sin rumbo es una sociedad a la deriva. De naúfragos que no se conocen a si mismos y que deben sobrevivir a base de engaños para no sucumbir. Perdidos, tienen que encontrar líderes que les dirijan, creer que el Sistema les solucionará los problemas, adherirse a las ideologías, las religiones y las naciones que proclaman la mejora de las condiciones materiales y espirituales, de manera que le puedan dar un sentido al vacio permanente de su existencia.

Heleno Saña: "La libertad no basta"


                                                  LA LIBERTAD NO BASTA

La libertad o lo que la filosofía ha denominado tradicionalmente libre albedrío constituye una de las condiciones fundamentales para toda vida humana digna de este nombre. Pero a pesar de ser un bien irrenunciable, la libertad no basta por sí sola para dar a nuestra trayectoria existencial su sentido más profundo, ya que, como otros atributos del hombre, puede ser utilizada para dañar a los demás y a nosotros mismos. De ahí que para evitar su uso indebido necesita estar basada en principios morales capaces de encauzarla por buen camino. Sin esta medida educacional, la libertad lleva potencialmente en su seno el riesgo de desnaturalizarse y conducir a toda clase de errores y modos inadecuados de ser, entre ellos la negación de la libertad de las personas con las que se convive. O como señalaba Herder en sus «Cartas para el fomento de la humanidad»: «No se puede hablar de derechos humanos sin hablar a la vez de deberes humanos».

Para la cultura griega clásica, el concepto de libertad, eleutheria, va unido intrínsecamente a la vida en común dentro de la ciudad-Estado, es, por antonomasia, un valor convivencial. Realmente libre no es quien obra de acuerdo con su exclusiva voluntad y no sigue más que su propia ley (idios nomos), sino quien convierte la ley común en ley propia. De ahí el nexo causal que Sócrates y Platón establecen entre libertad individual y virtud política. La esencia de la libertad es el bien. Una polis o comunidad que no esté regida por el bien no es libre.

El pensamiento moderno ha tendido a elaborar y difundir un concepto sobremanera ingenuo, simplista y romántico de la libertad. Su primer error ha consistido en sublimarla como un valor equiparable casi o enteramente a la felicidad. Esta visión idílica de la autodeterminación surgió como reacción a la estructura jerárquica y estamental de la Edad Media, pero la misma experiencia histórica de la Europa postmedieval demuestra con creces que la libertad es por sí sola insuficiente para construir un orden social y político capaz de permitir un desarrollo realmente autónomo de la persona y puede conducir a los más terribles conflictos civiles y bélicos. O como consignaba Fichte, nada sospechoso de ser un enemigo de la libertad: «Pues no es la naturaleza sino la misma libertad la que ocasiona los más terribles desórdenes en el género humano».

La libertad sólo adquiere el significado genuino que le corresponde si está nutrida de un ideal superior. Con ello no hacemos más que recordar lo que ha dicho siempre el pensamiento universal. Sin este fundamento ético, la libertad pierde automáticamente la raíz más profunda de su esencia para quedar encapsulada en los límites estrechos de la propia subjetividad. El anarquismo ha sido la doctrina que con más énfasis ha ensalzado el valor de la libertad, pero subrayando al mismo tiempo su dimensión intrínsecamente social y comunitaria. Así Proudhon en su obra «De la Justice dans la Révolution et dans l’Église»: «Yo afirmo, en tanto que ciudadano, la libertad; la quiero y la reivindico, pero ella sola no me basta. Yo pido además, en las relaciones económicas con mis semejantes, verdad, mutualidad y derechos». Y de manera parecida Bakunin en su «Dieu et l’État»: «Yo no soy verdaderamente libre más que cuando todos los demás seres humanos que me rodean, hombres y mujeres, sean igualmente libres, de manera que la libertad del otro, lejos de ser un límite o la negación de la mía, es su condición previa y su confirmación».

Por muy importante y positiva que en principio sea, la libertad es una realidad o situación simplemente óntica, no un valor moral o espiritual en sí. Para llegar a serlo necesita identificarse con un código ético y obrar de acuerdo con él, como nos enseña la pedagogía de Kant o el «Émile ou de l’éducation» de Rousseau, versiones modernas de la paideia griega. Si, por el contrario, la opción elegida es la afirmación absoluta del egoísmo o de la voluntad de poder —como en Nietzsche—, la libertad pierde su valor potencial para convertirse en un contravalor y en fuente de destrucción y discordia, como ocurre en la tan cacareada «sociedad permisiva» del capitalismo avanzado.

La libertad no es ni podrá ser nunca ilimitada ni estar exenta de condicionamientos y barreras tanto de orden objetivo como subjetivo. La famosa diferencia cualitativa e histórica que Marx establecía entre el reino de la libertad y de la necesidad no pasa de ser un producto ideológico en contradicción abierta con la naturaleza y la existencia humana en su conjunto. Lo mismo reza para la tesis hegeliana de que la historia universal «es el progreso de la conciencia de libertad» (Lecciones sobre la filosofía de la historia). Es posible que «el hombre está condenado a ser libre», como afirmaba Jean-Paul Sartre desde su radical subjetivismo en su obra «L’existencialisme est un humanisme», pero esta tesis quedaría muy incompleta si no se añadiera que, a la inversa, está condenado siempre, por motivos tanto morales como comunitarios, a restringir su libertad.

Una subjetividad que a la hora de afirmarse como libertad no acepte apriorísticamente la categoría de intersubjetividad está condenada a la negación del otro y a engendrar un modelo de convivencia basado en la ley de la selva y en el «todo está permitido» de Iván Karamazov. Rosa Luxemburg ponía el dedo en la llaga al escribir, en su confrontación con Lenin, que «la libertad es siempre la libertad de los que piensan de otra manera». Quien no comprenda este imperativo categórico de la convivencia interhumana, no será tampoco capaz de comprender lo que significa la cultura dialógica, que será siempre la fuente de la verdad y del bien. Una libertad consecuente consigo misma es, por ello, inseparable de la autorreflexión sobre su debido uso, presupone la disposición al examen de conciencia e incluye la humildad de reconocer los propios errores y de arrepentirse de ellos.

HELENO SAÑA

Font; http://josepaloma.blogspot.com.es/2011/08/heleno-sana-la-libertad-no-basta.html

miércoles, 7 de marzo de 2018

Heleno Saña: Por un mundo más justo y más humano.

"El sentido de la militancia obrera hoy" Heleno Saña ha recorrido más de 3000 kilómetros para asistir hoy al 18ª Congreso Confederal de la CGT que se está celebrando los días 15, 16, 17 y 18 de febrero en Paiporta, Valencia. A sus 87 años, este pensador y filósofo ensayista español, ha conseguido cautivar a su público relatando distintas partes de su pensamiento libertario. Nos ha hecho reflexionar acerca de la crisis de valores morales y desigualdades e injusticias existentes a lo largo y ancho del planeta. En la sociedad capitalista e inductora del miedo en la que vivimos, donde las consecuencias hacia los desequilibrios emocionales cada vez son más notorios, y dónde es de extrema necesidad volver hacia la consideración del prójimo. Se trata de salir del ciclo destructor, salir de la incomunicación social en la que nos encontramos en esta sociedad. La convivencia se ha convertido en competencia y la indigencia espiritual es la realidad que nos rodea. Debemos impulsar la salida de esta crisis de valores y fomentar un mundo más amable, menos amante de las riquezas materiales, dejar de ser un mundo de pan y circo, evitando la manipulación de las conciencias. Heleno Saña, entrañable, nos ha abierto su corazón, y con fuerza nos ha transmitido los valores, que a pesar de las crudezas vividas por un largo exilio sigue animando a la tradición libertaria.



martes, 6 de marzo de 2018

Sobre la huelga feminista del 8M.

La ausencia de estrategia del movimiento obrero y más concretamente de la inmensa mayoría del anarcosindicalismo con el apoyo a la huelga feminista para aumentar el salario y los derechos sólo de las mujeres pone en tela de jucio el fracaso de la totalidad de la "clase obrera" como fuerza para contrarrestar los embates contra el Capital privado. El Estado impone su dominio y se erige como juez en una contienda que parece no tener fin en el seno de los intereses particulares de la "clase obrera" debido a la fragmentación de los trabajadores asalariados entre profesiones, géneros, categorías e ideologías.
Las divisiones y sub-divisiones dentro de la clase obrera la convierte en una masa fácil de manipular por los medios de comunicación de masas. El interés por la emancipación del trabajador desaparece en arás de la seguridad económica y la seducción por el poder que promueven la jerarquización dentro de las empresas y el Estado.
La demanda obrera de repartir el trabajo en el seno de los asalariados disminuyendo la jornada laboral es ya un utopía solo realizable por el Dios Estado. Así se justifica a si mismo como Juez todopoderoso ante los problemas que no sabe o no quiere solucionar la sociedad en general.

Pobreza y riqueza.

En las sociedades capitalistas se debe reflejar la pobreza y la miseria para que se pueda implementar la competitividad y la meritocracia (la sociedad de los mejores o en el darwinismo social, la ley del más fuerte). La pobreza y la exclusión social es considerada por la sociedad como un fracaso para la víctima que no ha sabido o no ha podido adaptarse al Sistema. El que nace pobre tendrá menos posibilidades de encontrar trabajo y escalar posiciones que signifiquen mayor sueldo (riqueza) y status (poder). Toda queda a merced de las posibilidades, habilidades y aptitudes que posea el individuo para formarse y encontrar un puesto en el mercado laboral.

Debido a los adelantos en la campo de la ciencia y la tecnología, la especialización requerirá cada vez de mayor tiempo y dinero para la formación de la persona interesada en obtener un puesto de trabajo como técnico, ingeniero o especialista en la especialidad que desee, con lo cual la mayoría o la inmensa mayoría de la población quedará relegada a puestos subalternos, precarios o directamente excluidos del sistema.

No es de extrañar que el sector servicios en el Estado español sea uno de los que más demanda de mano de obra no cualificada tenga en Europa. El nuevo lumpen proletariado formará la nueva clase ociosa que quedará excluida inexorablemente de la producción y en buena parte del consumo que anteriormente tenía, siendo relegados a la pobreza y misería por la clase dirigente. El éxito o el fracaso del individuo será medido en buena parte por el poder adquisitivo que ostente la familia en cuestión y supondrá por lo tanto su salvación o perdición en la integración de los puestos de trabajo que le consigne la sociedad capitalista según su capital cultural y aptitudes en el mercado laboral.

domingo, 4 de marzo de 2018

La tiranía de las religiones políticas - Esteban Vidal

El primer error que cometemos es dividir sociedad e individuo en tanto en cuanto el individuo es a la socidedad lo que la sociedad al individuo, es decir, sin individuos no podría haber sociedad y tampoco sociedad sin individuos. Ahora bien, el problema surge cuando por ejemplo asociamos sistema -Capitalismo- con sociedad "el sistema es la sociedad", en este caso no puede haber sociedad con individuos atomizados, porque los individuos atomizados ya no pueden ser individuos, por lo tanto cuando nos referimos al sistema como sociedad, la sociedad no es sociedad como tal, digamos que es una masa de seres atomizados. De manera que el individuo es sociedad cuando ya no está dividido, o cuando se produce un equilibrio entre la esfera privada o personal que ahora sí atañe a la verdadera política y por lo tanto a la esfera pública. Es decir, no se trata tanto de señalar si lo personal o privado es político o público sino de que no existan conflictos entre la esfera privada y pública del individuo.






"En la actualidad el sistema de dominación no deja que las personas podamos decidir sobre nuestras vidas, y con ello elegir cómo queremos vivir. No somos libres a nivel individual debido a nuestra falta de autonomía, lo que hace que tampoco lo seamos a nivel colectivo. Una minoría decide el tipo de vida que somos forzados a llevar al someternos a sus dictados, los cuales se extienden a casi todos los aspectos de la vida. De hecho vemos que el sistema de dominación ha extendido su control a la práctica totalidad de las esferas de la vida humana. Para el sistema únicamente somos recursos, y por tanto útiles y funcionales en la medida en que somos obligados a adoptar una forma de vida que nos adapta a sus intereses definidos en términos de poder. Así pues, lo personal es político por pura imposición exterior que hace que no tengamos el control sobre nuestra propia vida, lo que nos convierte en seres alienados y desposeídos.
El hecho de que lo personal sea político no significa que ello sea deseable. Si lo personal es político es para que el individuo no pueda decidir cómo quiere vivir su vida, para que sean otros los que le impongan una forma de vida que es considerada la correcta y de este modo controlarle. En la sociedad de clases actual es una minoría mandante la que decide qué vida debe llevar el sujeto, para lo cual le ofrece unas opciones de vida limitadas y reguladas en función de unos parámetros preestablecidos de los que no puede salirse.
Pero además del sistema nos encontramos con que la religión, y especialmente las nuevas religiones políticas, persigue igualmente imponerle al individuo una determinada forma de vida. Desde tiempos inmemoriales todas las religiones, en nombre de algún ideal, han tratado, y aún tratan, de decirle al individuo cómo debe vivir su vida. Un caso particular es el de las religiones políticas que pretenden luchar contra el sistema, y que en nombre de esa lucha y del ideal o ideales que las inspiran buscan imponerle al individuo un tipo determinado de vida. Esto se fundamenta en la premisa de que lo personal es político, algo que no sólo no es cuestionado sino que además es reafirmado al exigir a quienes se adhieren a esta lucha que, en nombre de la coherencia, adopten la forma de ser, pensar, sentir, actuar y, por tanto, de vivir que se supone que es acorde con los ideales de la religión política en cuestión.
De esta forma descubrimos que estas religiones, a veces en nombre de la libertad, no aspiran precisamente a emancipar a la humanidad, sino que por el contrario reproducen las mismas dinámicas de dominación del sistema al reafirmar el carácter político de lo personal en la medida en que persiguen someter esta esfera de la vida humana a sus preceptos ideológicos. Esto supone mantener al individuo en su condición de sujeto sometido al negarle la capacidad de decidir cómo quiere vivir su vida, porque lo que realmente se quiere es imponerle una determinada forma de vida que es considerada la correcta. E inevitablemente esto lleva aparejada la dominación ejercida por los políticos disfrazados de apóstoles, santones, profetas y mesías de la religión política. Los mismos que sermonean al público para convertirlo en grey a la que pastorear al decirles lo que tienen que hacer, pensar, sentir, etc., y para lo que no dudan en pontificar, sentar cátedra, establecer dogmas de fe, censurar, repartir carnés y sobre todo inocular en la comunidad de fieles el sectarismo, el autoodio, el complejo de inferioridad, el sentimiento de culpa, la autocomplacencia ideológica, además de toda clase de autorrepresiones.
La religión es, por definición, contraria a la vida porque pone a la persona al servicio de los ideales o dogmas que fundamentan dicha religión. El individuo queda reducido a la condición de instrumento al servicio de unas ideas, de unos determinados proyectos de ingeniería social y política, y de los jefes intelectuales de la religión. Así se ejerce el sometimiento al mismo tiempo que el sujeto también es anulado, deshumanizado y despersonalizado hasta el punto de ser convertido en parte de una masa informe y homogénea cuya identidad le ha sido impuesta desde el exterior. Con todo esto se le niega al individuo la posibilidad de elegir cómo quiere vivir su vida.
La lucha contra el sistema y contra aquello que del sistema pueda haberse interiorizado no es necesariamente una lucha por la libertad, sino que en el marco de las religiones políticas se trata de una lucha por imponer en la esfera personal una forma de vida diferente a la que el sistema vigente también impone. Es, por tanto, la reproducción y recreación de la dominación bajo una forma distinta en la que esta es presentada como buena, correcta y en última instancia emancipadora. Pero en la práctica son levantados nuevos muros que encadenan a la persona y le niegan su libertad más básica que es la de administrar su propia existencia, y al hacer esto también se le niega su humanidad al quedar reducida a la condición de esclava de unas ideas y de sus intérpretes autorizados.
Frente a las religiones políticas y sus representantes sólo cabe la desobediencia, la herejía, la apostasía, el sacrilegio, la insumisión y la rebeldía. Pero especialmente todo cuanto afirma la vida, todo cuanto la engrandece, todo cuanto sirve a la humanidad, y por tanto todas aquellas ideas que están al servicio de la humanidad y que no pretenden poner a esta a su servicio para la consecución de sus propias metas. Porque todo lo que somete degrada, deshumaniza y envilece, que es lo que hacen todas las religiones, sean políticas o no. Estas ahogan la vida, la asfixian a causa del sometimiento que ejercen sobre el individuo que, al carecer de libertad, no puede decidir sobre su existencia, y por tanto no puede autodeterminarse para desarrollarse plenamente como persona. Despojado de su mismidad únicamente es un instrumento, un medio, al servicio de fines que le son ajenos.
La respuesta al sistema y a la situación deshumanizadora que genera, si quiere ser emancipadora, pasa necesariamente por la afirmación del propio individuo, y consecuentemente por la recuperación de su autonomía para decidir sobre su propia vida y cómo quiere vivirla. Esto significa recuperar lo personal y devolverlo a la esfera de lo preopolítico, a aquello que es anterior a la política y que constituye el espacio en el que la persona se construye a sí misma en ejercicio de su autonomía, donde se dota de una personalidad y de una identidad, y por tanto donde ejerce su autodeterminación. Significa despolitizar lo personal, pues no todo es política porque no conviene que todo lo sea si queremos ser libres.[1]Se trata de la conquista de la libertad que sólo es posible junto a los demás, pues no hay libertad sin igualdad, es decir, en la medida en que todos somos igual de libres, y por tanto en la medida en que todos disfrutamos del mismo grado de autonomía.[2]
En el marco de la sociedad de clases el grado de libertad que eventualmente puede alcanzarse, tanto a nivel individual como colectivo, es limitado debido a que no es una sociedad libre. La dominación es total pero nunca llega a ser absoluta, por lo que siempre existen zonas de sombra que quedan al margen de la administración del sistema, y que por ello mismo permiten al individuo dotarse de pequeñas parcelas de libertad sobre las que articular su propia esfera personal a partir de la que autoconstruirse junto a sus iguales. Sin embargo, la revolución es el único camino para que el individuo pueda disponer de sí mismo enteramente, sin limitaciones o cortapisas de ningún tipo, para llegar a ser libre junto a sus semejantes. La revolución que ponga fin al Estado, la propiedad privada y la sociedad de clases es la que generará esas condiciones para que la libertad florezca y se desarrolle plenamente."
Esteban Vidal
Notas
[1] Es recomendable la lectura del artículo “La política en nuestras vidas” que pone de manifiesto que no todo en la vida es política, lo que resulta muy acertado y a lo que habría que añadir, como se ha dicho, que además no es deseable que todo sea política. https://www.portaloaca.com/opinion/4506-la-politica-en-nuestras-vidas.html
[2] Sobre la libertad y la igualdad en el terreno social y político emplazamos a leer https://www.portaloaca.com/articulos/politica/9583-izquierda-y-derecha-las-dos-caras-del-sistema-de-dominacion.html

sábado, 3 de marzo de 2018

Armas de desinformacion masiva - Toronto Cosme.

“El principio de base de la censura moderna consiste en inundar las informaciones esenciales con un diluvio de noticias insignificantes difundidas por una multitud de medios de comunicación social con contenidos similares. Esto permite a la nueva censura de tener todas las apariencias de la pluralidad y de la democracia.
Esta estrategia del entretenimiento y distracción se aplica en primer lugar a los noticieros televisados, principal fuente de información publica.”

Actualmente los telediarios apenas contienen información ni noticias relevantes, sino que la mayor parte del tiempo emiten reportajes anecdóticos, de hechos diversos y eventos intrascendentes más propios de un magazine televisado que de una agencia de noticias.
Para la mayoría de televidentes que se disponen a ver el telediario, lo que se ve es lo que pasa. De este modo, por omisión o distracción, la nueva censura cumple su cometido eficientemente. La esencia de la eficacia de esta nueva censura es la imposibilidad de constatarla.
La nueva censura: la censura sin censores
La forma tradicional de entender la censura como un examen y aprobación que anticipadamente hace el censor gubernativo, ya sea prohibiendo una obra o recortando, tijera en mano, el trozo que no “interesa”. Hoy en día, esa figura no existe ni es necesaria, lo que hace más complicado su señalización. La censura moderna tiene varias formas tanto de ejecutarse como de justificarse.
Una de esas formas es la excusa de la ley del mercado o del share. Según esta estrategia argumental, no existirían informaciones ni análisis sobre cuestiones verdaderamente importantes, con su debido tiempo y con especialistas sobre el tema, porque el público no lo pide .
Así, en vez de financiar programas de investigación o crear mesas de debates de expertos sobre temas de importancia, se vuelcan en shows patéticos y programas de revista de hechos diversos, convirtiendo los telediarios en una mezcla de ambos. Si analizan cualquier telediario, verán que la mayoría de noticias son simples semblanzas sobre un hecho sin análisis ni investigación o lo que es peor, reportajes pintorescos, noticias de deportes, publicidad subliminal sobre alguna película o nuevo cantante etc… Es la estrategia de la distracción.

La memoria humana funciona en base a una esquematización, jerarquización y organización. Sin embargo en los telediarios se presentan las noticias de forma arcaica, desorganizada y poniendo al mismo nivel noticias de importancia desigual: un hecho diverso, un poco de política, deportes, un tema social, un otro hecho diverso, luego de nuevo política etc.

El objetivo buscado parece ser la peor memorización posible de las informaciones para el público. Así, obtienen una población “amnésica” incapaz de relacionar hechos y de asumir o crear corrientes de opinión, más aun contrarias al sistema establecido. El control mediático es la base del integrismo democrático, de su existencia en el tiempo.
A continuación se expondra un minidocumental de como la televisión y la prensa del maintream (armas de 4ta generación) mantiene al ciudadano viviendo en una falsa realidad, cuyo fin es condicionarlo a ser un mero esclavo del “establishment”.





jueves, 1 de marzo de 2018

Estado y medios de comunicación de masas.

La lógica capitalista; la sociedad de consumo se emborracha con su propia miseria -espiritual- haciendo a los ricos cada vez más ricos y a los pobres cada vez más pobres.

El éxito del Capitalismo tuvo como uno de los principios fundamentales la propiedad privada. No se puede entender la penetración del Capitalismo -como religión- sin la sacralización de la vida privada en el espíritu del hombre moderno y la ganancia en base a la acumulación de bienes y dinero como modus-vivendi.

El fin del Estado es fiscalizar la vida de sus súbditos en nombre de su seguridad para beneficio de una minoría privilegiada que la manipula a su antojo

A falta de una creencia espiritual consolidada basada en la igualdad y la fraternidad, el hombre ha inventado una creencia material que satisficiera sus deseos de poder y riqueza sobre los demás.

El control de la opinión pública por medio de monotorización de la red sirve para legitimar la leyes del Estado a través del consenso de la vox populi.

Las corrientes de pensamiento (opinión pública) son modificadas constantemente por la relevancia de los acontecimientos emitidos por los medios de comunicación de masas que influyen de forma determinante en la voluntad de la sociedad según las características del individuo (gustos, opiniones, tendencias, creencias, ideologías) a partir del consenso de la mayoría. Así la vox populi se convierte en la vox Dei que dictamina lo que es importante y por contra rechaza lo que estima irrelevante en cada momento para la organización de la sociedad.

El futuro de la sociedad se determina según la previsivilidad del pensamiento de la mayoría a partir de la trascendencia de los acontecimientos propagandísticos que emiten de forma repetitiva y continua los medios de comunicación de masas para crear consenso y así poder influir decisivamente en la voluntad del público a través de la persuasión y el engaño.